sábado, 29 de marzo de 2014

El olor a rosas

Se le podrá echar tierra, para con el tiempo convertirse en barro cuando la humedad del roció suave y tibio se mezcle con ella; y el calor del sol ayude a endurecerla.
Pero no te equivoques, no se hará un roca que tapie su salida, en aquel mausoleo. A ratos, vendrán los años seco que quebrajaran su cerradura y permitirá que un breve aroma salga desde dentro.
A rosas, que con los años han olvidado a que huelen, pero siguen existiendo, olerán como otra, pero olerán. Las espinas ya no provocan heridas tan profundas, pero no desapareen.
Las leyes del universo son más fuertes que nuestro deseos,  si no fuimos valientes ya no importa, tienen paciencia. Esperaran otro década más si es necesario para que la historia se complete.
Persistirán hasta que estemos cansados de luchar, de ser coherentes, de ser sensatos y caerán sobre nosotros para hacer sus designios, nada se puede contra ellos, eso me han dicho mis vidas pasadas.
Orgullo, maldita palabra sagrada, que no te permite perder lo poseído, para alcanzar lo perdido. Dejar de ser para convertirte en lo que no se es, a riego de ser un gusano que repta. Sucumbida por la atracción, de los iguales, de los opuestos, de los depredadores.
En el fondo, débil, egoísta, carnal. Al final vence la comodidad, el saberse querida, el asegurar el futuro. Tu ser no esta a la venta, no confías en esas manos.

Y el chiste de moda, el reencuentro, el saberse superada, traspasada por sobre lo vivido parece ser la música que escuchan mis oídos. Pero solo dame un rato de  silencio y el olor a rosas se repone, aparece.

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Datos personales

Ser en búsqueda contante, estudiante tardía y persona por excelencia. Casada desde siempre y criándo de por vida. Penquista de nacimiento, chillaneja de crianza y Santiaguina de corazón.